El diputado del Grupo Nacionalista Canario, Mario Cabrera, ha denunciado hoy en el Parlamento de Canarias que la Consejería de Sanidad tiene 5 aparatos de analíticas de la casa Bosch Vivalitics para detectar el COVID-19, embalados por no ser operativos “y que costaron 330.000 euros”
Estas unidades estaban destinadas a dar respuesta a las necesidades de las islas no capitalinas pero resultaron lentos, más caros y con un deficiente aprovechamiento de las muestras para nuevas analíticas. “Tal es así que solo se podía realizar una prueba cada 3 horas, entre 3 y 5 por cada jornada laboral”, explicó Cabrera.
La Consejería ha procedido a realizar otra compra, esta vez de la casa Panther Grifols, destinada a paliar este desaguisado, “con el correspondiente gasto extra” por no haber asegurado la funcionalidad práctica de la oferta y no contar, “a nuestro juicio”, con las memorias e informes adecuados”.
El consejero de Sanidad, en su intervención, no pudo sino refutar la información que había proporcionado el diputado majorero.