Con el día de todos los santos, publicamos este Dardo Cerbatano de nuestro amigo Juanele.
Pagó las coronas
y también el duelo;
pagó las esquelas
que cuestan un “güevo”.
Y pagó la caja,
de pino gallego,
y se la cobraron
de caoba o cedro.
De aquel tanatorio,
recibo postrero
y del funeral
llegáronle luego.
El nicho, reducto
del descanso eterno,
está “por las nubes”,
pero no en el Cielo,
sino, que lo diga
el Ayuntamiento.
Y ya tiene guasa,
con tanto dispendio,
que encima el difunto
se fuera al infierno.
El deudo, sin duda,
pagó buen entierro;
y el saldo bancario
quedóle tan menguo
que, entonces, contrito,
meditó un momento:
¡Dios mío, qué caros
nos cuestan los muertos!
31.5.1994