La presidenta del Cabildo, Lola García, ha explicado que “esta experiencia piloto es una apuesta fuerte para encontrar una solución a la invasión de este tipo de caña, que no sólo expulsa a las especies del ecosistema autóctono, sino que afecta gravemente la circulación natural del agua, lo que supone un peligro de inundación para las urbanizaciones y establecimientos turísticos de la zona”.
El consejero de Infraestructuras, Blas Acosta, recuerda que la proliferación de estos cañaverales invasores puede formar colonias muy tupidas de hasta seis metros de altura que “podrían suponer un riesgo al ecosistema del Saladar de Jandía, el mayor humedal de sus características de Canarias, además de constituir una amenaza de inundación para la zona urbana, en especial para la actividad comercial y turística”.
Las cuadrillas han vuelto a desbrozar e inundar, una semana después, los 1.200 metros cuadrados de la zona designada para la prueba piloto. También han comprobado in situ que el carrizo inundado pierde parte de la alta capacidad para rebrotar que tiene en otras zonas del Saladar de Jandía, donde se ha desbrozado semanalmente pero no se ha anegado de agua salada.
Es, sin duda, un salto cualitativo en la estrategia de control sobre el carrizo invasor del Saladar de Jandía. El Cabildo de Fuerteventura, a través del Servicio de Medio Ambiente, del Servicio de Obras y Maquinaria y de su medio propio Gestión y Planeamiento Territorial y Medioambiental (Gesplan), inició la pasada semana el programa piloto que combina el desbroce con la inundación con agua salada de 1.200 metros cuadrados de saladar invadido por el carrizo.
Los primeros resultados de este proyecto piloto, incluido en el programa ‘Fuerteventura, bonita por naturaleza’, determina que este procedimiento es capaz de asfixiar el rizoma de la planta (el tallo subterráneo, una vez cortada la caña) y controlar así su expansión en este espacio natural protegido de interés científico.
La experiencia piloto es una apuesta fuerte por encontrar una solución a la invasión de este tipo de caña, que no sólo expulsa a las especies del ecosistema autóctono sino que afecta gravemente la circulación natural del agua, lo que supone un peligro de inundación para las urbanizaciones y establecimientos turísticos de la zona.
En la actualidad, el Saladar de Jandía mantiene un difícil equilibrio con esta especie vegetal, catalogada como invasora. El Cabildo de Fuerteventura desarrolló el pasado mes de diciembre trabajos de desbroce de la Arundo donax o caña común para establecer a partir de entonces un control semanal sobre el carrizo.
Sin embargo, la capacidad de proliferación de la planta demostró que las labores de desbroce no obtenían el resultado de control deseado, por lo que se estableció esta experiencia piloto de inundación con agua salada, unos 75 metros cúbicos, para provocar la asfixia del rizoma.
La Arundo donax está incluida en la lista de las cien especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Importancia del Saladar de Jandía
El Saladar de Jandía es una de las maravillas naturales de la isla de Fuerteventura. Se trata de un espacio natural protegido de interés científico, declarado así en 1994 por el Gobierno de Canarias. El objetivo de esta declaración era conservar la mejor representación de este ecosistema costero tan peculiar de la isla y tan escaso en el archipiélago.
Este humedal constituye casi la única representación del ecosistema denominado matorral halófilo termoatlántico, consistente en una comunidad vegetal que soporta inundaciones periódicas producidas por la pleamar.
El océano, en el continuo subir y bajar de las mareas, actúa como elemento determinante de esta comunidad tan singular. Es frecuente que en la pleamar esta zona a cientos de metros tierra adentro de la línea de costa en marea baja, se inunde con agua de mar formándose curiosas charcas de salmuera cuando el agua, por la acción solar, comienza a evaporarse.