Sanidad insiste en la importancia de completar la pauta vacunal contra el sarampión para asegurar la inmunidad de grupo

La vacuna contra el sarampión se administra en dos dosis, a los 12 meses y a los tres años y el 95 por ciento de la población canaria está correctamente vacunada en el primer año de vida

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La Dirección General de Salud Pública del Servicio Canario de la Salud (SCS), adscrita a la Consejería de Sanidad, incide en la importancia de recibir las dos dosis de la vacuna contra el sarampión incluidas en el calendario vacunal para lograr la inmunización individual y evitar la transmisión de la enfermedad a personas que, por alguna circunstancia, no puedan recibir la vacuna.

Desde la Dirección General de Salud Pública del SCS se insiste en que la vacuna es el medio más seguro y eficaz para evitar contraer y transmitir el sarampión, una enfermedad de la que no se han notificado casos en Canarias en los últimos meses, pero de la que sí se ha detectado un repunte en diferentes zonas del territorio nacional, según la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica.

La vacuna contra el sarampión (componente fundamental de la conocida como triple vírica) se administra en dos dosis, a los 12 meses y a los 3 años, y el 95 por ciento de la población canaria está correctamente vacunada en el primer año de vida. Se recomienda, además la vacunación de aquellas personas adolescentes, jóvenes y adultas nacidos a partir de 1978 que no hayan pasado la enfermedad y sin historia documentada de haber recibido dos dosis de la vacuna triple vírica.

Según los datos más recientes disponibles, correspondientes al año 2023, la cobertura de la triple vírica alcanzó el 95 por ciento, mientras que la cobertura de la segunda dosis se situó en el 89 por ciento.

Importancia de la vacunación

La medida preventiva más eficaz es la vacunación. En España la vacunación frente al sarampión se introdujo en el calendario de vacunación infantil en 1975, y desde 1981 asociada en la vacuna triple vírica. En el año 1996 se incorporó una segunda dosis, mejorando rápidamente las coberturas y consiguiendo una drástica reducción de las epidemias de sarampión, de modo que desde el año 2000 es una enfermedad infrecuente que afecta principalmente a adultos y menores de un año no vacunados.

En el año 2001, España se sumó al objetivo de eliminación del sarampión liderado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se estableció el plan de eliminación del sarampión con dos estrategias fundamentales: fortalecer la inmunidad de la población frente al sarampión alcanzando altas coberturas con la primera y segunda dosis de vacuna en la infancia; y establecer la vigilancia para identificar cualquier caso contagioso de sarampión y controlar a tiempo la transmisión a los convivientes u otras personas en contacto con el caso.

En el año 2017 la OMS declaró a España país libre de transmisión endémica de sarampión por los pocos casos y brotes identificados. Sin embargo, recientemente se han notificado 142 casos diagnosticados en once comunidades autónomas y las dos ciudades autónomas, todos importados o vinculados a casos importados, y hay ocho brotes activos que se continúan investigando.

El sarampión es una enfermedad febril exantemática que comienza con fiebre, congestión nasal, tos, en ocasiones precedida de la aparición de pequeñas manchas rojizas con el centro blanquecino en la mucosa oral (cara interna de las mejillas). El exantema, que aparece entre el tercer y el séptimo día tras el inicio de síntomas, empieza en la cara y se extiende por todo el cuerpo.

La enfermedad es en general benigna aunque puede cursar con complicaciones como neumonía, otitis, laringotraqueitis y diarrea. Raramente puede producir encefalitis o muerte (especialmente en la infancia).
El sarampión es muy contagioso y se transmite por el aire.

En los últimos años se observa un aumento en la incidencia en diferentes países donde anteriormente se había eliminado esta enfermedad (por ejemplo, Reino Unido), como consecuencia de la pérdida de la confianza en las vacunas por parte de la población. Si las coberturas vacunales descienden, el sarampión puede reaparecer y transmitirse rápidamente, causando brotes que pueden culminar en ingresos hospitalarios y fallecimientos incluso en países desarrollados, como se ha demostrado recientemente en un brote epidémico en el estado de Texas (Estados Unidos), donde hace unas semanas se registró el fallecimiento de un niño no vacunado por esta enfermedad fácilmente prevenible.

Desde la Dirección General de Salud Pública se hace un llamamiento a la población para que revisen el estado vacunal de niños y niñas de 4 años y comprobar que hayan recibido dos dosis de vacuna contra el sarampión, así como a las personas que hayan nacido después de 1978 y no tengan constancia de haber sido vacunadas o haber pasado la enfermedad de forma natural, consulten en su centro de salud para recibir la vacuna. El personal sanitario, en especial, por encontrarse en mayor riesgo de exposición a posibles casos incidenctes y por representar una importante proporción de casos en los brotes notificados en España y otros países, debe asegurarse de que se encuentra correctamente inmunizado contra esta enfermedad.